La Girona Judía

Girona tiene uno de los barrios judíos mejor conservados de Europa. Su configuración urbana, sus callejuelas y el hecho de que algunos de ellos se mantuviesen cerrados durante muchos años hizo posible que la especulación inmobiliaria que tanto daño hizo durante el franquismo por ventura no pusiese sus ojos en este sector de la ciudad.

5 cosas importantes que ver

1. Museo de Historia de los Judíos

El visitante que recorra las calles del Call debe entrar en el Museo de Historia de los Judíos donde podrá contemplar una exposición permanente sobre la forma de vida hebrea.

Su interior alberga una colección de lápidas funerarias procedentes de los cementerios que existían en Girona aparte de objetos y ejemplares antiguos de la Torá.

Recientemente se han puesto al descubierto los restos de una Mitzvé, el baño femenino, lo cual pone de manifiesto la importancia de este conjunto que recoge y respira las esencias de un pasado que a través de la magia de este museo, parece hacerse presente aún hoy en día.

Museo Historia de los Judíos

2. ``Mezouzàh``

Se conoce como “Mezouzah” el pergamino guardado dentro de un estuche que contenía dos versículos de la Torá precedidos de la frase “Escucha Israel: El señor Dios es uno” y que se colocaba en el dintel de las puertas de entrada de las casas consagrándolas como si los hogares fuesen un templo.

Ésta es una de las características más singulares de las casas judías. En Girona aún pueden verse una de las “Mezouzah” mejor conservadas, se encuentra en la entrada de la casa situada en la “Placeta de l’Institut Vell”, justo detrás del bar l’Arc.

Mezouzah

3. ``La Tolrana``

Dicen que en el Call vivía una mujer judía muy culta y respetada seguidora de la Ley de Moisés. Según la leyenda recogida por Carles Vivó, el 17 de setiembre de 1391 se encontró su cadáver decapitado en la Torre Gironella donde se habían refugiado los habitantes del Call a causa de los alborotos provocados por los canónigos de la Catedral.

Y cuentan que desde entonces su fantasma vaga por el barrio antiguo de la ciudad en forma de una voz de mujer que llora y canta unos lamentos ininteligibles. Una visita a los restos de la Torre Gironella, el interior de la cual se recupera y rehabilita de manera magnífica con motivo de la exposición de flores del mes de mayo ayuda a penetrar en el pasado y su misterio.

Torre Gironella

4. La sinagoga

La sinagoga era el verdadero núcleo del Call, centro de oración, de cultura y de vida social y se orientaba hacia el Este. Aún cuando actualmente no se conservan restos, se ha podido documentar que en Girona existían tres sinagogas.

La primera de ellas puede que estuviera situada en la plaza de los Apóstoles, concretamente en el ángulo que hoy forman el Museu d’Art y la Catedral. La segunda se situaría en la parte superior de la calle de la Força, al lado de la muralla que conecta con la calle Ballesteries, aproximadamente donde está el Archivo Municipal y el Museu d’Història, antiguamente sede del Instituto y aún más antiguamente convento capuchino. Y la tercera estaba situada en el número 5 de la llamada calle de les Dones, hoy Miquel Oliva.

Según la leyenda, había allí una escalera que conducía a un pasadizo subterráneo que en situaciones de peligro conducía a los judíos a la otra orilla del rio Onyar. Paseando por estos lugares es posible reencontrar o recuperar el espíritu del sabio Nahmánides, más conocido como Bonastruc de Porta.

Sinagoga

5. Calle Cúndaro

Una de las imágenes más características del Call gerundense sea probablemente la de éste ángulo que forman las escaleras de la Pera y la calle Cúndaro. Su configuración urbana nos transporta a la época medieval cuando los judíos vivían en aquel espacio restringido de la ciudad. Efectivamente, está documentado que el edificio de la izquierda, conocido como La Pabordía, fue vendido a un grupo de once judíos en el año 1245, mientras que la finca de la derecha unida ente calles por medio de un pasadizo pertenecía al judío Estruc Sa Barra bajo el dominio directo de la Almoina del Pa de la Seu. Como consecuencia del decreto de expulsión del año 1492, los solares y las casas retornaron a los dominios de la Sacristía de la Catedral.