Este edificio del siglo XII fue construido al estilo de las termas o baños públicos romanos y a pesar de tener elementos de origen musulmán, seguramente ningún árabe debió de bañarse en él puesto que éstos recalaron poco tiempo en Girona al ser puesta la ciudad al amparo del emperador Carlomagno. Se trata de un conjunto de una gran belleza arquitectónica que se incrementa notablemente durante la exposición de flores que se celebra en la ciudad durante el mes de mayo al acoger en su interior una destacada muestra floral.